26 de diciembre de 2011

Recordando a un grande, Carlos Muñoz



Pese a que han pasado 18 años de ese día, es un poco anecdótico pensar aún en la primera muerte de la que tengo claros recuerdos, que me llegó al alma, por la que boté mis primeras lágrimas.

Todo se basa en algo. Esa persona que lloré, era la persona que antes me había hecho reír, alegrar, gritar de emoción muchas veces, me enseñó indirectamente la pasión por un deporte que ahora, más que eso, es hasta mi campo de acción, lo que me permite ganarme la vida.

Rara relación. Él tal vez nunca supo de mi existencia, así como de la existencia de las muchas personas que lloraron su partida, que invadieron su cementerio, que visitan aún, ávidos de dolor, su tumba. Pero así mismo, él se encargo de regalarles en vida, a cada una de esas personas una alegría, muchas alegrías, alivianó la pesada carga de la vida a muchos a través de ese mítico grito de gol.

Trato de hacer memoria, y a mis 4, 5 años, son pocos los recuerdos claros, lúcidos, que puedo contar. Fragmentos de historias, mezcladas entre realidad, y la ficción que me he creado para intentar completarlas, es lo único que tengo. Pero esa lucidez si me da para verme frente a la pantalla de mi viejo televisor "Singer", tal vez balbuceando palabras aún poco entendibles, pero corriendo con el claro grito de "goooool" en mi garganta, alrededor de la vieja sala de la casa, mientras en la pantalla un personaje corría y celebraba con su característico salto con el puño hacia arriba.

Recuerdo también cuando luego de pasar la inocencia de la navidad con apenas seis años a cuestas, jugando aún con el Bart Simpsons en patineta, desde la pantalla del televisor llegaba la noticia, el nombre, el accidente, y dejé botada la patineta, para dar paso a una incredulidad. La muerte me golpeaba por primera vez.

Ahora, pese a que han pasado años. Que he sufrido muertes directas (incluyendo las mías constantes), que la pena se ha conjugado muchas veces en mi estado, es ineludible sentir el corazón empequeñecer cada que llega esta fecha, cada que veo sus goles, sus homenajes, sus recuerdos.

Eres un grande, Carlos 'Frentón' Muñoz, un ídolo, se que sigues dentro del Monumental destilando el fútbol invisible que no podemos ver, que solo Los Inmortales pueden apreciar. No eres un recuerdo, eres una realidad, porque vives en la pasión de todos los que recordamos conjugando alegría y tristeza tu vida, y tu dolorosa partida.

Carlos Muñoz Martínez (1964-1993).

10 de diciembre de 2011

Entre dolores de cabeza y redes sociales



Solo aspiro no borrar estas líneas mientras las escribo (cómo ha sucedido con las 1000 palabras previas que he escrito, perdidas en el espacio).

Se acerca el fin de año, y qué? cambia algo el mundo por ello? No...pero los seres humanos si lo hacemos.

Somos tan frágiles, que delimitamos todo, y marcamos pautas para "no complicarnos". Por eso ahora muchos esperan con ansias que pasen rápido esos últimos días del año, con la esperanza de un "nuevo comienzo", de cambios, de transiciones.

El calendario lo inventaron unos idiotas, el tiempo no existe para ser medido, existe para ser vulnerado, para jugar con él, para transgredirlo. Benditos agujeros negros que han descubierto la formas de hacerlo con tanta facilidad.

Dejémonos de idioteces, vivamos el tiempo tal como él quiere ser vivido, solo pensando en límites sin límites.

Ahora, solo aspiro sentarme en la vereda de alguna calle solitaria a pensar, preferiblemente, sin la necesidad de hacerlo. Lo malo es el "chuchaqui" posterior.

PD: "Entre dolores de cabeza y redes sociales"? Aguante el Twitter!!! (justificado).